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Libertad individual: parenklisis o clinamen.
Epicuro era un materialista radical, todo estaba compuesto por átomos y vacío, incluido el alma o los dioses. Sin embargo por encima de todo estaba la libertad individual, si alguien tenía que ceder algo sin dudarlo un momento, serían los átomos. De esta encrucijada surgió una de las teorías más originales, pero a la vez más extrañas de la antigüedad: la teoría de la desviación espontánea de los átomos, conocida en griego como parénklisis y en latín (gracias a Lucrecio) como clinamen, el tercer movimiento de los átomos.
Los átomos tienen tres tipos de movimiento: el vertical, producto del peso, el choque que produce cambios en la dirección del átomo y la desviación espontánea. No aparece, al menos con claridad, en las obras de Epicuro, lo desarrolla ampliamente Lucrecio y en menor medida Filodemo. Lucrecio dice que en un momento indeterminado del movimiento del átomo ocurre una ligera desviación de su trayectoria y esta desviación es la que posibilita los choques y el encuentro entre los átomos para que puedan surgir las cosas.
Epicuro establece tres causas para los sucesos: unas cosas suceden por necesidad, otras por azar y otras por las acciones humanas. La desviación es producto del azar, con ello la trayectoria del átomo es impredecible.
Esta teoría sirve para salvar el estricto determinismo que impone una teoría materialista como el atomismo, determinismo que ya venía desde Demócrito, pero al que no está dispuesto Epicuro, sobre todo porque su pretensión era garantizar la libertad de la acción humana. El interés principal para Epicuro es el lado práctico al que supedita la teoría del conocimiento y la física dentro de su sistema. El clinamen o desviación es la introducción de un cierto grado de indeterminismo pero suficiente para mantener la libertad, tanto física como moral.
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