www.cinicos.com
La metamorfosis del escepticismo
El escepticismo antiguo reaparece en Europa en la época renacentista, durante el siglo XVI. Comenzó con la difusión de las obras de Sexto Empírico, primero en griego y posteriormente en traducción latina en 1562 y 1569 y con los ensayos de Michel de Montaigne.
Los rasgos fundamentales de este escepticismo de la edad moderna empezaron a ser mejor conocidos gracias a los trabajos pioneros de Richard Popkin. El cual dedica varias de sus obras a este tema, la más significativa es su "Historia del escepticismo desde Erasmo a Spinoza", y en ellas defiende la importancia que tuvieron las aportaciones del escepticismo para el desarrollo de la filosofía.
El surgimiento de este nuevo escepticismo, aunque hay quien prefiere llamarlo nuevo pirronismo, se dio sobre todo en Francia, y se extiende desde Montaigne hasta David Hume, pasando por Pierre Charrón, La Mothe le Vayer, Gassendi o Pierre Bayle.
Son varios los factores que influyen en esta nueva etapa del escepticismo, uno de los primeros fue la difusión de las obras de los escépticos antiguos, en particular los escritos de Sexto Empírico. En 1562 apareció la primera versión latina con la traducción de Henry Estienne de Génova, de las "Hypotiposes", en 1569 hay una reimpresión, y en 1569 aparece también la traducción latina de "Adversus Mathematicos" obra de Gentian Hervet.
Otro factor de importancia, paradójicamente, tiene que ver con las crisis religiosas, el escepticismo en esta época gira en torno al problema del conocimiento religioso y las disputas entre reformadores y contra-reformadores, que se originan en Leipzig en torno al año1.519. El escepticismo se utilizaba para justificar el conocimiento religioso, defendiendo el conocimiento revelado como el único conocimiento cierto.
Producto de todo esto cobra una cierta importancia una doctrina llamada fideísmo, según la cual, no es suficiente la razón para alcanzar ciertas verdades, y sería necesaria la fe. En sentido más amplio, se considera que la razón es insuficiente para fundamentar cualquier creencia, religiosa, moral o científica. Sin embargo, la iglesia católica lo condenó en el concilio Vaticano I, afirmando que la razón humana tiene capacidad suficiente para conocer a dios y para aceptar las cuestiones de la fe.
Un tercer factor que influyó en la popularización del escepticismo fue la notable difusión de los escritos de Montaigne, en concreto la "apología de Raimund Sebond", que se considera el primer texto del escepticismo moderno.
La metamorfosis del escepticismo.
Sin embargo hay diferencias muy notables de los escépticos griegos respecto de los escépticos modernos.
El escepticismo griego era vital, práctico y se basaba en tres características:
1-) la isostenia, según la cual los argumentos tienen igual fuerza, es decir, que a cada argumento se le opone otro de igual fuerza,
2-) la epoché, o suspensión del juicio, para llegar a
3-) la ataraxía, la tranquilidad o serenidad de espíritu. Los escépticos modernos abandonan estas cuestiones y centran su atención en lo teórico y acentuando el aspecto racional.
Otra diferencia notable es la poca importancia que daban los antiguos a los asuntos divinos y la posición de privilegio del escepticismo moderno en su relación con la religión. Los escépticos antiguos no hicieron de la religión el objeto de ninguna reflexión específica, las creencias religiosas eran una forma más de opinión entre otras, mientras que el escepticismo moderno mantenía con la religión una posición privilegiada.
A partir de los primeros años del siglo XVI, empezaron a circular los textos griegos con cierta fluidez, nuevas ediciones y posteriormente traducciones al latín popularizaron relativamente el escepticismo antiguo. Estos textos se enriquecen con anotaciones e interpretaciones de forma muy variada, como en el caso del propio Montaigne.
A Montaigne le interesaba el estudio del hombre y no la naturaleza humana en general, tampoco le interesa el hombre en su faceta relativa a la salvación por dios, sino el hombre por si mismo, ajeno a cuestiones extrañas. Este mismo tipo de escepticismo, aunque con diferencias, fue defendido también por el médico portugués Francisco Sánchez, en su obra "De lo que nada se sabe".
El escepticismo de Montaigne, su fideísmo y la defensa escéptica del catolicismo, fueron ampliados por sus seguidores Pierre Charrón y Francois de La Mothe Le Vayer.
El escepticismo moderno no se puede considerar una corriente como tal, porque en esta época los escritos plantean una variedad de formas bastante amplias. Tienen que ver con el escepticismo moderno, de una manera u otra, los siguiente filósofos: Michel de Montaigne, Pierre Charrón, La Mothe le Vayer, Pierre Gassendi, René Descartes, Blaise Pascal, Pierre Bayle o David Hume. Casi todos son seguidores en cierta forma de Montaigne, pero de muy diversas maneras que van del fideismo a los libertinos.
En general, históricamente la edad moderna comienza con el Renacimiento, e incluye el Humanismo con Montaigne o la revolución científica con Copérnico, Brahe, Galileo, Kepler o Newton. Durante los siglos XVII y XVIII las corrientes principales fueron el Racionalismo, con Descartes, Spinoza o Leibniz, y el empirismo con Hobbes, Locke, Berkeley y Hume.
Se puede decir que el escepticismo moderno mantiene su desarrollo entre los "Ensayos" de Montaigne publicados entre 1.580 y 1.588 y los "Diálogos sobre la religión natural" de Hume, publicado póstumamente en 1.779.
|